Meretrice by Lola P. Nieva

Meretrice by Lola P. Nieva

autor:Lola P. Nieva [Nieva, Lola P.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Narrativa, Romance
editor: MR
publicado: 2017-05-04T06:00:00+00:00


★ ★ ★

Tras hacer el amor con ardiente frenesí, tras prodigarnos caricias tiernas y besos dulces, tras hablarnos con miradas emocionadas y abrazarnos presos de sentimientos profundos, supe que, pasara lo que pasase, aquel hombre de mirada felina había conseguido reventar mi pecho con un sentimiento que, a pesar de haberlo pronunciado, en realidad ahora comprendía que me era desconocido. Hasta ese momento, hasta que esos oscuros ojos y esa pendenciera sonrisa habían derribado a patadas la puerta con que protegía mi corazón.

—¿Lo he conseguido? —inquirió leyendo mis pensamientos.

La ternura de su expresión y el ilusionado tono que vibró en su voz me hicieron sonreír emocionada.

—Lo has conseguido.

Compartió mi sonrisa y me besó trémulo. Cogió mi mano y posó mi palma en la desnuda piel de su pecho a la altura de su corazón.

—Te metiste aquí la primera vez que te vi, te amé en silencio todos esos años y fantaseaba con robarte lo mismo que tú me habías robado a mí sin ni siquiera mirarme. Soñaba cada noche con este momento, creyéndolo una quimera. Y ahora... —hizo una pausa, tragó saliva y suspiró largamente— estás aquí, entre mis brazos, y tus ojos brillan como los míos.

—Luca...

Apoyé mi rostro en su ancho pecho y oí sus latidos. Sus brazos me rodearon y, por primera vez en mi vida, me sentí en casa. Aquél era el lugar que tanto había buscado, el único sitio en el mundo donde deseaba estar.

—Sé que hay cosas que no me has contado sobre ti —murmuré pensativa—, y sé que lo harás cuando llegue el momento. Y quiero que sepas que anhelo ese instante tanto como lo temo.

—Yo también lo anhelo tanto como lo temo, pero todavía no ha llegado ese momento, y me niego a pensar en él. Ahora mismo tengo muchas cosas de las que preocuparme.

—Como resolver ese acertijo —recordé.

—En efecto.

Se removió y yo me aparté. Estiró el brazo hasta su chaqueta, tirada en el suelo, y rebuscó en el bolsillo interior. Extrajo el papel plegado y volvió a acomodarse en la cama.

Le eché un vistazo mientras él lo leía con atención.

—Los acertijos no son complicados —declaró convencido.

Presté atención al primero y lo leí en voz alta:

—«Un cazador salió una mañana de su campamento. Caminó un kilómetro hacia el sur y vio un oso. Lo siguió hacia el este durante un kilómetro exacto, lugar donde lo mató. Luego lo arrastró un kilómetro hacia el norte hasta el mismo campamento de donde había salido. ¿De qué color es el oso?»

Fruncí el ceño y miré a Luca impresionada.

—¿Esto te parece fácil? Yo no le encuentro sentido.

Él sonrió con suficiencia y asintió.

—Todo tiene su lógica, sólo hay que encontrarla.

Fijé mi vista en el segundo y mi ceño de incomprensión se acentuó.

—«Dos hermanos estaban tomando un trago en un bar. De repente, uno se enzarzó en una acalorada discusión con el cantinero. Sacó un cuchillo y, a pesar de los intentos de su hermano por detenerlo, hirió al cantinero en el pecho. En el juicio se lo encontró culpable de ataque con un arma mortal y de inferir heridas serias.



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